viernes, 18 de agosto de 2017

La dimensión del cine B: The Void




Parece que la noche del oficial Daniel Carter no será tan tranquila como esperaba: encontrar sujetos empapados en sangre en medio de la nada no es tan común como se cree. Con hospitales en condiciones óptimas fuera de su alcance, Daniel decide llevar a su acompañante a un hospital local que apenas si esta en funcionamiento debido a un incendio reciente. La noche transcurre con normalidad hasta que una serie de abominables acontecimientos y la aparición de un culto encapuchado, que aparentemente no deja salir a nadie del hospital, arrastraran al oficial y los demás residentes del hospital a las entrañas aberrantes de lo desconocido. 

The void es uno de esos incontables tributos a las películas de horror de los 80; pero sobre todo lo demás, quiere hacer un homenaje a The thing. Y es tanto el afán de homenajearla que directamente hay tomas y escenas idénticas a la película de Carpenter, sin mencionar que los monstruos también son iguales.

Pero no voy a negar que es una película de horror clase B bastante completa: tiene los clichés de cajón, las actuaciones que apenas llegan a ser mediocres, un manejo ingenioso de los efectos especiales… ¡Carajo!, tiene el paquete completo. 

Y la historia engancha. Tiene todo el punch lovecraftniano, quieres saber qué esta pasando, cómo es que llagaron a esa desquiciante situación: es algo que todo amante del horror cósmico sabrá apreciar. 

The void intenta imitar descaradamente el estilo de otras películas; pero se nota que esta hecha por ñoños para otros ñoños que también comparten el mismo gusto. 


domingo, 30 de abril de 2017

La dimensión del cine B: Carnival of Souls




Mary Henry es la única chica que sobrevivió a un accidente que terminó con el auto de ella y sus amigas hundiéndose en el río. Mas, para sorpresa de todos, ella ha vuelto distinta: más cortante. Dejando su ciudad y a sus amigos, Mary emprende marcha a una nueva urbe a trabajar como organista en una iglesia.  Pero esto es más que comenzar una nueva vida, en realidad alguien la esta persiguiendo, y ella ha empezado a sentir una nueva naturaleza en su ser: un llamado, algo la llama desde los confines de una macabra feria abandonada. 

La mayoría de la gente que se topa con esta película es porque apellidos como Romero y Lynch han declarado que esta es una de esas cintas han influenciado sus obras y bla bla bla. ¿Pero en realidad es tan buena?

Para empezar precisaré que el tiempo la ha tratado de la chingada, estoy seguro que ya todos sabemos cómo va a terminar la historia desde la atropellada sinopsis que escribí arriba. Segundo, quitando a Candace Hilligoss como la protagonista y Sidney Berger actuando como un pelmazo cualquiera, las demás actuaciones son bastante acartonadas. Tampoco me voy a poner muy mamón con este aspecto, recordemos que esta es una película de bajo presupuesto de comienzos de los 60, pero para el espectador de hoy… hay actuaciones que sí son difíciles de tomar en serio; bueno, tampoco es que hablen mucho, así que se fácil pasar por alto este defecto la mayoría del tiempo. Lo que sí creo que es exquisito es el uso de la banda sonora, es la que da vida a la película: es el titiritero de toda la trama, hasta el punto en que hay una escena donde está manipula a la protagonista a su antojo. Eso y el manejo de los ángulos de cámara; aunque estos son bastante amateur, incluso para su época, se llevan muy bien con los silencios, sonidos y la banda sonora. 

Incluso con los defectos que a dejado al descubierto el tiempo, Carnival of souls aún tiene aspectos geniales que mucha gente debería volver a apreciar.  Qué más puedo decir: es un clásico.  


sábado, 15 de abril de 2017

Neo Tokyo: una invitación a la inocente y oscura pesadilla de la animación nipona




Neo Tokyo es un mosaico de las tres mentes más importantes de la ciencia ficción japonesa en los años ochenta, sus nombres son el sinónimo de la introducción del anime en occidente. Esta película es un experimento visual y narrativo que deja claro los estilos de sus colaboradores. 

El primer corto, “El laberinto” de Shigeyuki Hayashi (mejor conocido como Rintaro), da una mayor importancia al movimiento de sus personajes, al entorno pesadillesco que los rodea y valora el uso de pausas y sonidos para jugar con los matices de la loca realidad en que se desenvuelve la animación. Se mueve con inocencia, pero envuelta en un oscuro juego infantil, como evocando a una versión orientalizada de alguna novela de Lewis Carrol. Aplicando siempre un coqueto juego de claroscuros. 

El Segundo corto, “El piloto de carreras” (de Yoshiaki Kawajiri), la definiría como hermosa danza mortal donde la maquinaria se toma como una dolorosa extensión del ser humano. Empieza suave, con un narrador que da el contexto para entender la historia, lo demás… es una oda al sufrimiento en una distopía gris e inhumana. El protagonista da su último grito de vida antes de ser engullido por la tragedia. Todo esto llevado acabo a través de un ritmo lento: agobiante, y una animación detallista que ayuda a indagar en la naturaleza de ese cruel mundo. 

Y el ultimo corto, “Trabajos de construcción suspendidos” (del afamado Katsuhiro Otomo) es completamente lo contrario a las anteriores animaciones. Es una comedia negra: una bufonesca interpretación de una ópera mecánica.  La ironía es el inicio, la pase y es el que da el remate al final de la historia. Posé una paleta de colores más lucidos y el dialogo es constante comparada con los dos cortos anteriores. Y, como toda película de Otomo, es la que se siente más occidentalizada. 

En conjunto, Neo Tokyo es un despliegue de sonido y movimiento excelso. Rico en variedad, un manejo del sonido y la músico estupendo, además de ser una buena carta de presentación para checar los otros trabajos de Rintaro, Kawajiri y Otomo, tanto individuales como en conjuntos, otras vez entre ellos o con otros nombres destacados en la industria.