Neo Tokyo es
un mosaico de las tres mentes más importantes de la ciencia ficción japonesa en
los años ochenta, sus nombres son el sinónimo de la introducción del anime en occidente.
Esta película es un experimento visual y narrativo que deja claro los estilos
de sus colaboradores.
El primer
corto, “El laberinto” de Shigeyuki Hayashi (mejor conocido como Rintaro), da
una mayor importancia al movimiento de sus personajes, al entorno pesadillesco que
los rodea y valora el uso de pausas y sonidos para jugar con los matices de la
loca realidad en que se desenvuelve la animación. Se mueve con inocencia, pero
envuelta en un oscuro juego infantil, como evocando a una versión orientalizada
de alguna novela de Lewis Carrol. Aplicando siempre un coqueto juego de claroscuros.
El Segundo
corto, “El piloto de carreras” (de Yoshiaki Kawajiri), la definiría como
hermosa danza mortal donde la maquinaria se toma como una dolorosa extensión
del ser humano. Empieza suave, con un narrador que da el contexto para entender
la historia, lo demás… es una oda al sufrimiento en una distopía gris e
inhumana. El protagonista da su último grito de vida antes de ser engullido por
la tragedia. Todo esto llevado acabo a través de un ritmo lento: agobiante, y
una animación detallista que ayuda a indagar en la naturaleza de ese cruel
mundo.
Y el ultimo
corto, “Trabajos de construcción suspendidos” (del afamado Katsuhiro Otomo) es
completamente lo contrario a las anteriores animaciones. Es una comedia negra:
una bufonesca interpretación de una ópera mecánica. La ironía es el inicio, la pase y es el que da
el remate al final de la historia. Posé una paleta de colores más lucidos y el
dialogo es constante comparada con los dos cortos anteriores. Y, como toda
película de Otomo, es la que se siente más occidentalizada.
En conjunto,
Neo Tokyo es un despliegue de sonido y movimiento excelso. Rico en variedad, un
manejo del sonido y la músico estupendo, además de ser una buena carta de
presentación para checar los otros trabajos de Rintaro, Kawajiri y Otomo, tanto
individuales como en conjuntos, otras vez entre ellos o con otros nombres destacados
en la industria.
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