sábado, 9 de enero de 2016

Halley: un ejemplo de como ahogar una película en pretensiones.




Humberto ha decido renunciar a su trabajo como vigilante nocturno en un gimnasio.¿Por qué? Él está muerto y ya no puede ocultar este hecho ante una sociedad de la que no se siente parte... El argumento no suena tan mal, un zombi en el D.F. que camina entre una sociedad superficial, insensible y que no se da cuenta de su propia decadencia. Lastima que solo fuera la fachada.

La película está untada en un filtro blanco que no me hace percibir seriedad, por lo general estos recursos son usados para resaltar facetas: una expresión de fondo en la escena. Sebastián abusa de este aspecto en toda la película asesinando escenas con potencial; como si no supiera valorar los colores naturales o por lo menos variar su filtro. Puede que intentara resaltar su mensaje con este aspecto, pero más temprano que tarde empieza a hartar. Y su revelador anuncio de una sociedad inconsciente de su decadencia también es igual de abusada: parece un suplemento para reforzar la película, pero te das cuenta que están alargando por alargar. Muestran algunos matices y los repiten porque la película no tiene otra cosa que decir: hasta ahí llego la película.
Uno de los pocos aspectos bien conseguidos podría ser el mismo Humberto, no hay un abusos tan desmedido a la hora de resaltar su estado físico: es morboso cuando tiene que serlo y punto. Alberto Trujillo se esfuerza para dar vida a su persona, puede que sea dramático hasta el hartazgo; pero tiene sus momentos empáticos: transmite con claridad y evoluciona.

Sebastian Hofmann
He investigado un poco sobre el director, Sebastián Hofman, y su trabajo, es un tipo con ideas decentes pero parece que su pedantería hace muy poco gráciles sus trabajos, tiene un excelente entendimiento de la regla casi olvidada del “muestra no cuentes” y la esencia del realismo mágico; pero también, es la persona que tira a efectos inconexos, planos vacíos y filtros saturantes solo porque se ve abstracto y bonito. 
 
Cuando pienso en esta película la primera palabra que me viene a la cabeza es “sofocante” y no en el sentido que busca la película con sus planos y su sonido. Halley tiene uno que otro acierto, sus temas son interesantes; pero no es suficiente para sostener los excesos poco sutiles y vacíos que carga. Halley es la película de un hipster pretencioso que se la tira de profundo. 


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