domingo, 30 de abril de 2017

La dimensión del cine B: Carnival of Souls




Mary Henry es la única chica que sobrevivió a un accidente que terminó con el auto de ella y sus amigas hundiéndose en el río. Mas, para sorpresa de todos, ella ha vuelto distinta: más cortante. Dejando su ciudad y a sus amigos, Mary emprende marcha a una nueva urbe a trabajar como organista en una iglesia.  Pero esto es más que comenzar una nueva vida, en realidad alguien la esta persiguiendo, y ella ha empezado a sentir una nueva naturaleza en su ser: un llamado, algo la llama desde los confines de una macabra feria abandonada. 

La mayoría de la gente que se topa con esta película es porque apellidos como Romero y Lynch han declarado que esta es una de esas cintas han influenciado sus obras y bla bla bla. ¿Pero en realidad es tan buena?

Para empezar precisaré que el tiempo la ha tratado de la chingada, estoy seguro que ya todos sabemos cómo va a terminar la historia desde la atropellada sinopsis que escribí arriba. Segundo, quitando a Candace Hilligoss como la protagonista y Sidney Berger actuando como un pelmazo cualquiera, las demás actuaciones son bastante acartonadas. Tampoco me voy a poner muy mamón con este aspecto, recordemos que esta es una película de bajo presupuesto de comienzos de los 60, pero para el espectador de hoy… hay actuaciones que sí son difíciles de tomar en serio; bueno, tampoco es que hablen mucho, así que se fácil pasar por alto este defecto la mayoría del tiempo. Lo que sí creo que es exquisito es el uso de la banda sonora, es la que da vida a la película: es el titiritero de toda la trama, hasta el punto en que hay una escena donde está manipula a la protagonista a su antojo. Eso y el manejo de los ángulos de cámara; aunque estos son bastante amateur, incluso para su época, se llevan muy bien con los silencios, sonidos y la banda sonora. 

Incluso con los defectos que a dejado al descubierto el tiempo, Carnival of souls aún tiene aspectos geniales que mucha gente debería volver a apreciar.  Qué más puedo decir: es un clásico.  


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