miércoles, 3 de diciembre de 2014

Reseña de: Tetsuo: El Hombre de Hierro



Un sujeto siente cierto encanto al clavarse piezas de metal y chatarra. En un momento pasado este sujeto es atropellado por el protagonista, que al parecer lo abandono a su suerte. Con el tiempo al protagonista le empiezan a surgir protuberancias de metal, cables, tubos y una amplia variedad de chatarra hasta convertirse en un monstruo de hierro.

La dirección artística es exquisita, lo notaras te guste o no, usando  solo basura, tubos, papel aluminio, una banda sonora opresiva y unas exageradas interpretaciones. Aunque no hayan diálogos extensos, la narración visual en las escenas alimentan esa sensación incomoda, errática y aberrante que proyecta constantemente: son representaciones extravagantes del psique del protagonistas, ya sea una representación de la culpabilidad o el desprecio que siente a una sociedad fría y gris.

La mayor parte de la movilidad de la película se representa en “Stop Motion” que en mi opinión solo alimenta el carácter desenfrenado; pero en este aspecto puedo entender que haya opiniones dividas, tal vez por el raro ritmo que toma. Me gusto el trabajo narrativo y los efectos: sencillos pero más imponentes que muchos otros que he visto hoy en día, casi 25 años después. 

No es para todo el mundo: puede parecerte una obra de culto (como a mí), o solo puede parecerte otra rara película japonesa.

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