Ensayo para la materia de “Nuevas
tecnologías aplicadas en el periodismo” (Escuela de Periodismo Carlos Septién
García) en base a la exposición de World Press Photo.
Como una opinión
adicional: está bien para la gente que, más que la exposición, entra al museo
en general; pero para alguien que va solo a la exposición, 25 pesos es un timo.
Dejando esto claro, continuemos.
Para mi suerte
pude ir a la exposición con el compañero Aldo. Sus comentarios ayudaron
bastante a la hora de repasar apuntes en el análisis de este seudoensayo y lo
más seguro es que este debate entre nosotros continúe aun fuera del trabajo.
Después de una
hora de pasear por el Franz Mayer, intentando encontrar la condenada exposición
sin darnos cuenta de que entramos por la salida del museo (al final nuestras
mofas al mal gusto barroco fueron lo que valieron 15 de los 25 pesos de la
entrada), hallamos una escueta exposición de fotografías que fácil podría haber
visto en la comodidad de mi casa sin haber gastado un quinto. Aldo me comenta
su firme idea de que la fotografía y el fotoperiodismo no es arte, mientras que
mi opinión era el contrario. Dice que solo puede ser definido como arte lo que
trae un trabajo de fondo; por lo que un retrato de la realidad no puede ser
arte ya que no tiene una composición sólida que la respalde; para él muchas de
la fotos son solo complementos para alguna nota periodística e incluso descubrimos
que el montaje de algunas fotos parecieran estar haciendo trampa: acomodando y
agrupando para dar un sentido más “artístico” a la exposición (como ejemplo: la
agrupación de las fotos en la colección de “vida y muerte” de Nancy Borowick).
Le digo que
cada foto por si misma transmite una cara de la realidad y que muchas veces el
arte intenta imitarla; pero mi observación no es lo suficientemente sólida. Avanzamos
y empezamos a analizar una de las fotos de “las mayas”, de Daniel Ochoa, y me
comenta como sí puede considerar a esta foto como arte ya que hay toda una
composición con la intención de salir a relucir en la foto.
Después de un
rato nos topamos con una relación entre mi débil concepción de la
fotografía con la visión absoluta de
Aldo. El punto central: la fotografía de Niclas Hammarström sobre una víctima
de la violencia en San Pedro Sula, Honduras; una fotografía que fácil puede
estar en algún artículo de nota roja me lleva a preguntarle ¿entonces si
conserváramos esa misma imagen, pero remplazáramos a la persona muerta con un
actor y la sangre con simple pintura ya sería arte? Noto un leve conflicto en la
respuesta pero él termina con un sí. Ya al final de la visita empiezo a tomar
ejemplos fuera de la fotografía, como el cine, la escritura, la pintura e
incluso los videos juegos, para definir ¿qué es lo que hace arte a tal o cual
cosa?
Hasta ahora empiezo
a centrar cada una de las cualidades que rigen el arte: expresa algo, no es
necesaria para sobrevivir y las observaciones de Aldo me recalcan que es una
creación humana. Pongo todas las cartas sobre la mesa. La fotografía junto a
todos los medios que se dicen artísticos y empiezo el análisis de sus
características. Noto un estado primitivo en muchos de ellos: las manchas de
diferentes sustancias que pronto los hombres primitivos convirtieron en
pinturas rupestres, la forma simbólica de expresar el lenguaje que se
desarrollaría en complejas prosas, los videojuegos, uno de los más recientes,
que en un principio giraba en torno al juego y que hoy en día han empezado a desarrollar
su propia narrativa usando al propio juego como medio.
Con estas
comparaciones, llegue a la conclusión de que la fotografía por sí sola no es
arte, porque no expresa, hasta que llega la técnica que da ese valor artístico.
Es solo una herramienta: como la pintura, las letras o la jugabilidad en cada
una de sus disciplinas. Pero en cambio descubrí que el fotoperiodismo puede ser
arte; usando a la fotografía, usa la realidad como un medio de transmitir arte;
el arte está en los ángulos y la perspectiva que quieran dar a comunicar. Tiene
una técnica que la respalda y puede dar un trasfondo más complejo al contexto
principal (como la fotografía de Niclas Hammarström que da un contexto social de
fondo al asesinato en sí).
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