viernes, 27 de enero de 2017

La dimensión del cine B: Black Cadillac





CJ, su mejor amigo Scott y el hermano menor de Scott, Robbie, se escapan por los pelos de una disputa en un bar de las carreteras de Wisconsin. Para mejorar la situación, parece que alguien quiere seguir la pelea. Alguien montado en un monstruoso Cadillac de los años cincuenta. A los chicos se les ha ido la situación de las manos y lo que en un principio era una noche de juerga se a convertido en una persecución mortal.

Que bueno es ver que a comienzos de siglo se siguieran haciendo los road horrors. La historia es simple: los chicos la han cagado, punto. Aunque también se tomaron el tiempo para meter un giro en el climax, que no queda de más. El guion no es muy maduro; no obstante, sabe mantener el interés: son como los diálogos de cualquier novela de Stephen King. La película también se sostiene por las actuaciones. Los personajes son basicamente tropos, pero quienes los interpretan les trasmiten verdadero carisma. Destaco la actuación de Randy Quaid como el sherif Charlie, ese Randy es la reata. 


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