Ha pasado un año desde que leí este libro y es de los libros de Stephen King con los que mejor me lo he pasado. El monstruo es ridículo y pensar en un auto tampoco es muy innovador, en el tiempo en que se publicó ya habían salido en el cine películas como The Car y El diablo sobre ruedas; pero Christine tiene algo que durante mucho tiempo me puso a pensar: ¡¿Por qué me gustó tanto?!
La novela nos presenta a Arne, el clásico blanco del bully de su faculta, y su único mejor amigo Dennis, uno de los chicos populares del instituto. Una tarde, regresando de sus respectivos trabajos de verano, ven en venta un viejo Plymouth Fury destartalado fuera de una casa igual de descuidada. Arne, en un extraño frenesí, no
se lo piensa dos veces y compra el auto aun sabiendo los problemas que le traería en casa. Con el tiempo el muchacho
empieza a cambiar su actitud sumisa y extrovertida por una más agresiva: su obsesión por el auto lo lleva a conflictos
con su familia, amigos (o amigo) y, más adelante en la historia, a ser relacionado a varios asesinatos.
La premisa de
Christine es parecida a
la de El resplandor: la manipulación
del protagonista por parte de un agente físico que esta poseído por
una fuerza maligna. Entonces ¿Qué hace Christine para ser tan memorable si sus bases son una copia de un clásico del propio King?.
Para empezar, Christine es una novela juvenil ochentera: busca su atracción en el gusto inmaduro de los pubertos por los autos. En Estados Unidos conseguir tu primer auto es una especia de muestra de madures entre los jóvenes y más importante es elegir cuál: muchos fantasean con un Ferrari, un Camaro ultimo modelo o algún otro auto exótico que esté fuera de su alcance. El pobre diablo de Arne logra conseguir su auto de los sueños y nadie, incluyendo su familia, lo detendrá después de tantos años de ser manipulado y degradado. Él ha encontrado un sostén donde proyectar sus esperanzas, y de ahí es donde deja espacio libre a la influencia de Christine. Viéndolo en perspectiva, es una enfermiza historia de amor entre Arne y Christine. Con ella es libre de la opresión de su familia, de los bullys que tanto lo han fastidiado y de sí mismo: más que un monstruo, el auto es una droga. Y para fundamentar mi observación, a comienzos de los 80, en la época en que King escribió este libro, entre muchos, él tenía problemas de adicción más serios que su habitual alcoholismo.
Para empezar, Christine es una novela juvenil ochentera: busca su atracción en el gusto inmaduro de los pubertos por los autos. En Estados Unidos conseguir tu primer auto es una especia de muestra de madures entre los jóvenes y más importante es elegir cuál: muchos fantasean con un Ferrari, un Camaro ultimo modelo o algún otro auto exótico que esté fuera de su alcance. El pobre diablo de Arne logra conseguir su auto de los sueños y nadie, incluyendo su familia, lo detendrá después de tantos años de ser manipulado y degradado. Él ha encontrado un sostén donde proyectar sus esperanzas, y de ahí es donde deja espacio libre a la influencia de Christine. Viéndolo en perspectiva, es una enfermiza historia de amor entre Arne y Christine. Con ella es libre de la opresión de su familia, de los bullys que tanto lo han fastidiado y de sí mismo: más que un monstruo, el auto es una droga. Y para fundamentar mi observación, a comienzos de los 80, en la época en que King escribió este libro, entre muchos, él tenía problemas de adicción más serios que su habitual alcoholismo.
Pero por
encima de todo lo anterior dicho la mejor característica es su narrativa: algo que jamás le vamos a debatir a King es su narración. En mi edición, algo
antigua, de Christine (no sé si lo tendrán nuevas ediciones) hay un pequeño
comentario debajo del resumen y creo que retrata a la perfección el
nivel de la narración al que llego esta novela: “Deja sin aliento es imponente. Llega a niveles de tensión tales que el
lector debe forzarse a bajar el ritmo.” - New York Time Book Review. Está es, para mí, de las mejores novelas que ha escrito Stephen King en cuanto a
narrativa hablamos; el ritmo de la historia y sus situaciones son
constantemente alentadas por la ágil narrativa.
Christine es recomendable si quieres empezar con Stephen King, no es una
maravilla en originalidad; pero su narrativa es versátil y aunque su monstruo es ridículo, no puedo decir que no está
exento de estilo, en
especial si eres un puberto aficionado a los autos clásicos. Tal vez, con el
pasar del tiempo me iré desencariñando de esta novela y aunque para mi sea una novela juvenil creo que está mucho mejor lograda que sus susodichos predecesores:
porque, a diferencia de muchos escritores juveniles de hoy, Stephen King si sabe
escribir y desarrollar una historia.
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