sábado, 2 de mayo de 2015

Reseña de: Alucarda: la hija de las tinieblas.


La historia comienza con Justine, una adolescente huérfana, llegando a un convento y conociendo a Alucarda, otra huérfana que ha vivido en el convento toda su vida. Ambas entablan una amistad casi inmediata y tan fuerte que llega a realizarse una relación amorosa entre ambas. Mientras juegan por el bosque, se topan con un grupo de gitanos que despiertan una curiosidad latente en Alucarda, desembocando en la profanación de una tumba y con ello un mal que se arraigara tanto en Justine y como en Alucarda trayendo con sigo una serie de desgracias al convento.

En muchas ocasiones no podía evitar la risa por la sobre actuación, en especial de Tina Romero (Alucarda); donde su interpretación de una posesión demoniaca es gritar y dar vueltas mientras compite con el resto del elenco por ver quien logra la cara más ridícula en toda la película. Estos detalles llegan a dar al film un carácter propio que está entre la comedia involuntaria y la cutre atmosfera muy bien trabajada de la película.

La escenografía es preciosa, ambientes exageradamente góticos que no hacen más que recalcar al genero artístico y literario al que van dedicado.

No quedo exenta de polémica, por lo morboso de algunas de sus escenas: una película que hablada de satanismo, lesbianismo, crítica a las antiguas prácticas religiosas y una representación del Sabbat no iba a pasar por alto en su tiempo.

Alucarda es uno de los mejores frutos que nos pudo haber dado el cine mexicano, en cuanto al “cine B” nos referimos. Algunos les resultara muy estúpida – incluso yo lo creo- pero tiene esa esencia tan cutre de cine de bajo presupuesto que no puedo decir que no la recomiendo.


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