domingo, 15 de febrero de 2015

Reseña de: Gyo (Manga)



Junji Ito nos trae otra de sus obras del terror nipón, agregando otra obra más a la cada vez extensa enciclopedia literaria del terror cósmico.


La narración comienza con Tadashi y su novia Kaori pasando sus vacaciones en las playas de Okinawa, hasta que una noche se ve interrumpida por la aparición de un extraño pez con patas que destila una repugnante pestilencia a muerte. Con el pasar de los días la fauna marina surge a la superficie no solo llevando consigo sus nuevos juegos de patas; sino también una extraña enfermedad que propagara el hedor mortal por cada rincón del planeta.

El trabajo artístico es como siempre del buen Junji ito impecable, junto con los acontecimientos erráticos y abominables, el trabajo de dibujo es otro complemento a la narración; trasmitiendo con sus detalles una atmosfera perturbadora y en muchos casos repulsiva.


En cuanto a los personajes y su desarrollo ahí es donde flaquea Gyo, no solo llegan a ser desesperantes, sino que muchas veces no quedan muy claras sus motivaciones (un ejemplo es el Doctor Koyanagi); y constantemente me vi rogando a que el protagonista saliera de ese pozo séptico llamada desarrollo de personajes (si eso se le puede llamar) y volviera a los acontecimientos que rodeaban la historia.


Gyo no es para todo público, podría dividir a la audiencia entre los que les fascino (como yo) y los que crean que es un festival de ridiculeces, aunque podría aceptar que hay muchos aspectos absurdos y ridículos, solo diré que el trabajo de Junji ito se caracteriza por eso, historias con acontecimientos exagerados y caprichosos que a mi gusto le da un tono especial a su obra.

Si eres fan del trabajo de Junji Ito o del terror lovecraftniano si no es que ya la leíste tienes que leerla, te encantara. Pero no la recomiendo para los no tan versados en el género del horror, en especial del horror cósmico, podría escucharme pedante pero Gyo y los demás trabajos de su creador es terreno de los verdaderos amantes del terror cosmico en su más puro estilo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario